miércoles, 23 de marzo de 2011

YA ESTAN TODAS ELLAS

Me has despertado de golpe de un inútil sueño. No he recordado nada de lo que ha ocurrido en mi noche, aunque he tenido la impresión de que llevaba demasiadas horas tumbada en ese lado mío de la cama.
Tu voz sonaba firme en la calle desierta, un remanso de paz interrumpido a esas horas por unos tacones jugando nerviosos en un tac..tac..tac con la acera.
Primero en la oscuridad he querido acertar tu edad agudizando mi oído hasta llegar rápida a tus cuerdas vocales. Sólo las tenía a ellas para imaginarte. La voz nacía clara, sólo distorsionada por unos grititos que auguraban el próximo llanto.
He pensado que eras muy joven, y en un salto me he colocado junto al balcón, lo he abierto y he salido para encontrarte en la noche.
Hacía mucho frío, pero ha sido una frase tuya la que ha golpeado mi cara:
" Ladrón, que me has robado la vida ", repetías angustiada mirando a un chico joven que no paraba de hacerte gestos para que callaras, para que no siguieras, para que desaparecieras.
" No puedes dejarme así, después de haberme violado el alma", continuabas a gritos tú, persiguiéndole amenazante
" Cállate, cállate de una puta vez. No quiero verte más, esto se ha terminado". Y tras mirarte con un asustado desprecio, ha comenzado a andar rápido, alejándose de ti, corriendo hacia otro lado.
Luego, cuando todo se ha vuelto sereno y el final de una bronca más me empujaba de nuevo hacia mi cama, hacia mi casa, has levantado tu mirada y te has encontrado conmigo.
Me has descubierto despeinada, canosa y algo vieja, acurrucada en un ajado pijama, y enseguida he sido consciente de cómo desaparecía mi cuerpo entre tus botas altas y tu minifalda.
En una descarga profunda de dignidad y de angustia descontrolada, se ha abierto paso por tu boca un grito espantoso e inhumano y llena de rabia, sin dejar de entregar tu mirada, has empezado a golpear tu cabeza ,sin dudas ni torpezas, y lo has hecho contra la pared de piedra dura de mi casa.
"Un ladrón me ha robado ", " se ha llevado mi vida", decías, entre susurros, como si fuera el final triste de cualquier película patética.
Me ha paralizado la sangre que caía por tu cara y me han golpeado tus ojos de dolor loco….y sin embargo un impulso nuevo, desconocido, me ha llevado a la necesidad de acariciarte y cogerte en mis brazos, de pegarme a ti de manera que no haya espacio entre las dos para ningún hueco, pensamiento extra o recuerdo de sufrimientos.
Ya me estoy poniendo las zapatillas y estoy bajando corriendo. Ya te tengo agarrada a mí, mientras te cierro con mi mano la puerta de la frase que ahora no paras de repetir:
" Si no soy de él, ya no existo, ya no soy nadie".
Siento hacia ti la ternura de mujer- niña, mujer-madre, mujer- golpeada, mujer- valiente y me pongo a cantarte aquella nana de las hadas buenas:
" A lo lo mi niña
que tengo que hacer,
lavar los pañales,
planchar y coser.
Si esta niña se durmiera,
la llevaría a Madrid,
de Madrid a Zaragoza y
de Zaragoza aquí.
A lo lo mi niña…."
Mis lágrimas cubren tu pecho adolescente ….quiero gritarte que no estás sóla, que ya somos dos..y diez…y cien. Que ya estamos todas…Pero sólo me ahoga tu sangre y ahora…tu respiración….. tenue y misteriosa.
"Ya estamos todas"…me sale por fin, mientras miro calle abajo, esperando que aparezcan las luces rojas de la ambulancia.
Ya se oyen sirenas, y la gente se asoma a los balcones. Yo sujeto tu frágil cuerpo con la historia viva de las mujeres del mundo. Las que viven y las que mueren.
Aguanta, niña, resistiremos juntas un poco más en esta acera,
aguanta, niña, no dejes de mirarlas,
a todas ellas.

Izaskun Moyua Pinillos

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