viernes, 15 de abril de 2011

Ya se me ha puesto mal cuerpo aunque se que el tiempo, como siempre, me va a proporcionar la dosis de ommmmm necesaria para todo lo que viene y seguirá viniendo.
Ya ni recuerdo los años que he participado en la Korrika. Muchas veces con las piernas, otras porque estaba lejos o esas mismas no me lo permitían, con el corazón, con la cabeza y con el alma. Si no hago memoria casi se me olvidan los previos:  las clases de euskera clandestinas, los panfletos de amor a la  lengua oprimida, las porras de los grises sobre mis costillas euskaldunes o la ilusión en la puesta en marcha de aquellas ikastolas donde nuestros hijos e hijas iban a poder estudiar por fin en la lengua amada.
He participado y apoyado la Korrika por lo que ha significado de movimiento ciudadano, de fuerza que une a quienes aman el euskera, de apoyo a quienes le enriquecen, le potencian y alimentan, y lo he hecho desde mi responsabilidad al frente de una institución gubernamental y desde mi responsabilidad como ciudadana de a pie. Tengo la impresión de que he querido siempre unirme a una ola que despertaba conciencias y acababa posándose en la arena de la cultura y la identidad de este pueblo cada vez con más fuerza, cada esfuerzo con mejores resultados. Y lo he hecho mostrando siempre mi apoyo a aquellas  iniciativas que tanto  desde la sociedad civil y desde el ámbito privado como desde el institucional  nacían  para militar por una causa noble, por un tesoro irrompible.
Ayer llegó la Korrika a Vitoria- Gasteiz y en la Virgen Blanca el PNV cojió  el testigo de ese sueño compartido y recorrió un kilómetro de asfalto vitoriano  representando  la voz de muchas personas de este pueblo que nos apoyan y nos quieren. Yo quise estar ahí en el tipi tapa tipi tapa korrika, y ahí me mantuve a pesar de los gritos de PNV traidor, PNV español. Fue toda una lección de mierda y basura humana y política   que me ha hecho, ya os digo,  desempolvar mi memoria para mantenerme firme y quererme más. Tras un corto periodo de procesamiento pienso que la organización de la Korrika, como iniciativa privada que es, tiene un problema. Porque este PNV español financia cientos de kilómetros de la Korrika y  si no garantizan o no pueden garantizar un trato no vejatorio en nuestra participación, estaremos en nuestro derecho de replantearnos nuestras actuaciones. Así sin más, haciendo uso de la libertad.
Sobre las personas que desde la propia columna organizada tras la pancarta nos  insultaban como energúmenos, no hay más comentarios.Al volver a casa mi hija, la que tiene más o menos esa edad, me dio refugio en su grandeza y su cariñoso y humano pensamiento.
El mal cuerpo ya se pasará pero los gritos, la rabia y la agresividad que viví  ayer me asustan más hoy en la primavera del  2011 que los golpes del otoño de 1975. Y una tiene la impresión de que va pasando por muchas batallas y que merece un poco de paz. Vamos digo yo!!!!