martes, 7 de agosto de 2012

QUE YA ES VERANITO

Es verano y toca sonreír al buen tiempo, o a la lluvia, que suele tocar muchas veces. Esa sonrisa responde a merecidas vacaciones en la mayoría de los casos. Y es que en este contagio de jó qué bien, pues yo me voy a la playa...pues yo no sé... pero unas cañitas no me quita nadie.... se van pasando estos días, que según dice siempre mi madre....ya pasarán...y volverá la normalidad.
Este año el personal está arrugado porque la crisis, esta cosa que comienza intangible para resultar fantasma real, se ha apoderado de conversaciones, escritos, tertulias y vidas de criaturas y demás vivientes. "Está cambiando todo", decía ayer una abuela muy mayor que en lugar de estar de disfrute de los minutos, se enfrascaba con la tendera para conseguir un helado pero más pequeñito para su nieta.
"Antes, preparabas la vida para que tus hijos se marcharan a hacer la suya...pero ahora tendremos que vivir todos juntos otra vez....no hay manera de que tengan un trabajo fijo ni de que puedan meterse en un piso....", por no decir, pensaba yo, en los que vuelven porque se han separado...que la cosa no ha ido bien....que no nos aguantamos...y entonces hay que repartir lo que hay con ...niño y niña incluidos( que hemos decidido custodia compartida).
A pesar de los pesares, veo a la gente conformada con esas arrugas vitales que les hacen contar una y otra vez los dineros del mes, de la cuenta ahorro, de las libretas de los niños....y que están haciendo tan monotemáticos los días...donde "qué va a ser de este mundo".....es la oración matinal, vespertina y nocturna....si me apuran.
Probablemente es el daño colateral que busca la crisis esta...la llamada sistémica, global y todo lo más grande que imaginemos....
Pues yo casi como que estoy con mi amiga cuando dice que debemos encargarnos de elaborar el bótox que sirva de antídoto ante tanta barbaridad.
Uno de los resultados de este tratamiento será una respuesta en la calle, la indignación convertida en presión social. Y otra no menos importante el ataque a la angustia, a la indefensión, a la impotencia y a la tristeza.
El mal, así entendido como lo que ahoga y no deja ser feliz, ha intentado siempre matarnos. Es cierto que lo ha conseguido muchas veces y hay demasiados cadáveres en el camino. Pero mi amiga y yo seguimos aquí, luchando cada día contra él y resguardándonos en las causas nobles y en las raíces de una humanidad que nunca jamás es aplastada del todo.
Somos ella, yo y tantas personas más, que no me conformo con que me fastidien ni un átomo de este veranito que como siempre ya huele a siega y salitre.
                               Campanilla en vitoria-gasteiz a 7 de agosto de 2012