domingo, 9 de marzo de 2014

POR UN 8 DE MARZO CON LAS MUJERES Y LA PAZ



«Los países en los que hay más igualdad de género experimentan un mayor crecimiento económico. Las empresas que cuentan con más líderes mujeres logran mejores rendimientos. Los acuerdos de paz que incluyen a las mujeres son más duraderos. Los parlamentos en los que hay más mujeres aprueban más leyes sobre cuestiones sociales clave
como la salud, la educación, la lucha contra la discriminación y la manutención de los niños. Las pruebas no dejan lugar a dudas: la igualdad de la mujer supone progresos para todos.»

Este es el mensaje que el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, traslada este año al mundo a las puertas del 8 de marzo, Día Internacional de las mujeres. Casi 20 años después de la Conferencia de la mujer celebrada en Beijing y 15 años después de la cumbre del milenio, los gobiernos y las entidades que trabajan por la igualdad de mujeres y hombres comienzan estos días el recorrido de análisis de los logros conseguidos y los retos pendientes. Cada año es cita obligada. Cada año los discursos se prodigan y el mundo de la política, de la cultura,
del arte, del sindicalismo, del deporte, del asociacionismo, de la comunicación...y así de un número importante de escenarios vitales, se vuelcan en invocar la igualdad entre mujeres y hombres como bastión de los derechos .Y cada vez cala más en los discursos oficiales la obviedad de que los grandes problemas que sacuden al mundo y que tienen que ver con la pobreza, la desigualdad, la violencia o la inseguridad precisan de la mirada de género para su solución duradera. Y queremos pensar que de los discursos a las acciones ya pasamos hace mucho. Que el conocimiento, las políticas públicas, la organización de las mujeres, los movimientos de defensa de los derechos humanos, las posiciones personales y vitales de mujeres y hombres que transforman el guión patriarcal y desde luego el feminismo, en toda su riqueza y variedad, van colocando día a día los peldaños por donde subir a un mundo de justicia y equidad. Sí que vamos hacia delante. A pesar de las crisis, por encima de los recortes de derechos y los ánimos involucionistas.
Pero es conveniente que conozcamos la dimensión internacional del camino, porque la seguridad de que la sinfonía de los derechos de las mujeres se orquesta en todo el planeta, nos ofrece el alejamiento de sentirnos notas sueltas.
Por eso cobran sentido práctico los marcos jurídicos e internacionales a los que recurrimos unas y otras y algunos
otros compañeros empeñados también con nosotras en ir contra la corriente de la hegemonía de un sistema que divide a las personas en derechos y deberes en función del sexo con el que nazcan, y empujan las naves hacia un puerto de sufrimiento y dolor para las mujeres del mundo.
La resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el año 2000 estableció un marco jurídico y político histórico, al reconocer la importancia de la participación de las mujeres así como de la inclusión de la perspectiva de género en las negociaciones de paz, la planificación humanitaria, las operaciones de mantenimiento de la paz, la consolidación de la paz en las situaciones posteriores a un conflicto y la gobernanza.
Más adelante, en el año 2009, la resolución 1889 hace hincapié en la necesidad de fortalecer la aplicación y el seguimiento de la resolución 1325 a la vez que insta a establecer indicadores mundiales, reiterando el mandato de aumentar la participación de las mujeres y reforzando los llamamientos a incorporar la perspectiva de género en todos los procesos de adopción de decisiones, especialmente en las fases iniciales de consolidación de la paz después de un conflicto.
Desde Enero de 2012, unos meses después del comunicado de ETA donde daba por finiquitada la actividad armada, nos pusimos en marcha con el programa “mujeres y paz” proponiendo a la sociedad vasca testimonios, aportaciones, historia y propuestas para acompañar el nuevo tiempo que tiene este pueblo para construir una sociedad libre de violencia, partiendo de un acercamiento a todas las situaciones que hacen peligrar una vida digna para todas las personas. El documental “ mariposas en el hierro” es un instrumento que muestra las voces de mujeres que han sufrido diferentes formas de violencia con un relato para avanzar, con una historia creada desde y para la diversidad.
Es una intervención desde Euskadi pensada para Euskadi.
No parece desde luego que la resolución 1325, rubricada por todos los países de la ONU sea un tema que está en la agenda política de nuestro país. Y aunque esa parte siempre es desesperante, esa travesía en el desierto a veces demasiado cargada de incomprensión y falta de valentía y visión, lo cierto es que tenemos que traer a colación a hombres y mujeres que se encuentran en la carrera de la transformación social con un ritmo nuevo e innovador..
Y nos damos de bruces con el descubrimiento en las casas de cultura, en los ayuntamientos o entre el movimiento asociativo, de una ciudadanía activa que descubre, valora, se emociona y responde ante el reto de unir y sumar, primando el bienestar general, con mirada hacia un futuro sólido de encuentro y solidaridad.. Y se hace fuerte una conciencia colectiva que tiene zancada de gigante, liderada por los pensamientos y sentimientos de la gente anónima, esa que tendrá que reconstruir lazos, curar heridas y salvar miles de obstáculos de intolerancia y dolor.
Por eso ante este 8 de marzo, en nombre de muchas mariposas que desean firmemente la paz para nuestro pueblo, el agradecimiento al debate, al encuentro, a los testimonios y a los relatos. Y nuestro compromiso de continuar creando el eco de las voces de las mujeres que en la historia de la humanidad han trabajado por salvaguardar la vida y la paz.

 Izaskun Moyua Pinillos

 Socia de CIINPI