martes, 13 de noviembre de 2018

DE COSER VA LA TARDE

No dan puntada sin hilo. Y da igual el tema que se  haya subido al escenario o el aburrimiento al que se pueda llegar. En política y para demasiados, lo importante es que se hable de ellos. Y para conseguir el objetivo de ver crecer a los egos, se cose y se cose, con hilos invisibles o con visibles y de colores. Da igual.
Una que lleva ya un tiempo por estos territorios pensaba que ya nada podía empeorar porque después de vistos  los miles de comportamientos desde pedestales de arrogancia y vacunas contra humildad, creía que ya no se podía entorpecer más la labor de quienes nos dedicamos a la cosa publica.
Y una vez más me equivocaba.
Después de muchos años voy a dar la razón a quienes me han precedido, alguno de ellos regalador de la frase " para ser un buen político ( ahora treinta años después, o para ser una buena política) hay que ser primero buena persona."  Es posible que me haya pasado toda la vida sin entender exactamente lo que me querían decir. Y ahora lo tengo claro. Es de tal gravedad la cuestión que es imposible ser lo uno sin ser lo otro.No hay ninguna posibilidad de atajo.
Si el problema va a surgir porque no estemos de acuerdo en  lo que es ser buena persona mal andamos. Un acuerdo de bases para definir de qué hablamos, estaría muy bien.
En cualquier caso tiene que ver con los grandes intangibles como respeto, no herir sentimientos o no someter al de enfrente  a ataques personales. También hay algunos otros conceptos para recoger como la verdad, la ética, el no ninguneo, el rigor, el espíritu critico constructivo. Vaya, que a veces tan fácil como no tratar como no quieres que te traten.
Y los egos, ese deseo continuo, patológico incluso de ser y estar omnipresente o esa necesidad de estar en la foto, en el medio de comunicación poderoso, en el centro de las loas y del espacio, no son buenos compañeros del viaje de quien se considera servidor o servidora de la causa común.
Y no dan puntada sin hilo. Aunque es una verdadera pena porque cosen solo para ellos. Y les vemos aquí y allí, entre los más cercanos y los más alejados.Y solo consiguen rechazo porque se van distanciando de todo aquello que dicen defender.
Frente a esta cuadrilla de tejedores de la nada, me reconfortan quienes están en la orilla del trabajo común, quienes entienden que en la vida la unión es importante y que el respeto y la credibilidad se trabajan en el entrenamiento del día a día más que en el discurso que se vuelve falso de tanto usarlo.
Y me propongo compartir  la aguja y el hilo para coser como me enseñaron. La  aguja e hilo del costurero de mi madre. La que más sabía de todo lo importante.
                                           
                                                                    Izaskun Moyua. Trece de noviembre de 2018