Lo más pequeño e irrisorio en cualquier otro momento se ha convertido en importante. Sospechosamente importante. Abrir el armario para elegir la ropa del día, el rato en el baño en ese tiempo determinado sin posibilidades para ningún otro, la crema con color y el maquillaje, el lápiz de ojos y el pintalabios. Y mi colonia. Esa en este momento, es fundamental. Porque he perdido el olfato. Dicen que está asociado al resto de síntomas del asqueroso coronavirus. No sé, porque dicen en el 900 que no es oficial, que desde Osakidetza no les han comunicado, pero que hay bastantes personas que les cuentan esto mismo. Pues nada, ya irán diciendo más y mejor a medida que le vayan conociendo al jodido.
Mi colonia es estupenda. Le olí a una amiga una vez, y no paré hasta comprarla y traerla conmigo a casa. En mí huele completamente diferente pero aun así me gusta un montón.
Espero que vuelva a disfrutar de mi pituitaria, que por cierto ha sido terrible. Que se lo pregunten a los de al lado, que siempre les tengo fritos con el tema, y para derivar en los objetivos: ducha, desodorante, que nunca cuela, o ventilar todo bien.
También es importante la calle, cada día más.Hoy le miraba con la envidia nada sana , a uno que va con el perro todos los días tres o cuatro veces. Ha levantado la mirada y me ha visto sonreirle. Me ha pillado, fijo. Porque eramos él y yo solitos en todo el horizonte. Yo en el balcón, claro. Quería decirle que le entiendo, que lo disfrute, que le aproveche, como dice la canción.
Por lo demás, ya se ha hecho de nuevo la noche, y después de los aplausos me quedo un rato mirando la superestrella que está en el firmamento. Y es un privilegio mirarle y acompañarle.
Mañana otro día nuevo, donde cualquier otra cosita pequeña va a tener su gran importancia. Y estaremos aquí para celebrarlo.
Gabon
Izaskun Moyua Pinillos, 25 de Marzo de 2020
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