Ha muerto Nelson Mandela, el primer presidente
negro de un país de mayoría negra. Ha muerto Madiba a los 95 años
tras una larga vida, de trayectoria angosta, de lucha imperdonable a
la tiranía, la xenofobia y la represión.
El mundo llora estos días por una
pérdida irreparable, en un momento de guerras, de hambre, de
desolación provocada por la misma naturaleza, de asesinatos y
violencias que acompañan las decisiones de los seres humanos.
Miles de personas van a estar estos
días en los estadios, en las calles y en las casas de Sudáfrica
cantando y llorando mientras recuerdan a este hombre de porte
majestuoso que se atrevió a cruzar ese largo camino de la libertad.
El arzobispo Desmond Tutú que tuvo
como él el honor de recibir el Premio Nobel de la Paz, ha dicho que
Nelson Mandela ha sido un regalo extraordinario para todo el mundo. Y
es cierto cuando nuestros recuerdos aterrizan en él como modelo,
líder referente de la lucha contra el apartheid, hombre tranquilo
sin ningún tipo de odio que enturbiara su mente.
No dejo de pensar que cualquiera va a
decir que Madiba era un hombre maravilloso, que su lucha fue un
pedacito de la nuestra, la de la dignidad y libertad. Y creo que hay
muchas de esas gentes que hoy llegan a su país negro como
mandatarios y gobernantes que siempre estuvieron muy lejos de sus
ideas, de su mirada crítica y nada vengadora. Hoy se colocan el
traje de reconocimiento porque es lo que les toca. Qué pena. No han
entendido nada.
Pienso en este hombre, líder
político donde los haya, hijo, hermano, amigo, padre y abuelo en la
otra dimensión de la vida, la más dura, y me llueve un momento de
su historia cuando dice que “ser libre no es simplemente
desprenderse de las cadenas, sino vivir de un modo que respete y
aumente la libertad de los demás”. Ojalá más de uno vuelva de
esa tierra caliente que le cobijó con su enseñanza grabada en el
corazón.
Espero que nazcan los y las
siguientes y puedan estudiar la vida de Nelson Mandela en los
libros. Que sepan quién fue y lo que hizo. Que le nombren, le canten
y le quieran.
Por mi parte, no puedo dejar de
sentir cierto orgullo porque mientras yo he vivido él también
vivía, incluso en los 27 años de prisión, y de esa manera hemos
sido cómplices de alguna manera de esa cadena irrompible que se
llama anhelo de libertad.
Goian bego, Madiba.
Izaskun Moyua Pinillos
9 de diciembre de 2013.
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