Creo que es importante para lograr los
objetivos que te marques en la vida esforzarte mucho en que se cumplan. Es
verdad que en general, porque en las excepciones conozco a varios, que nadie te
regala nada y que las musas o te pillan trabajando o ni existen. Vas andando
por el camino corto del tiempo que nos
toca vivir y vas rodeándote de quienes mamaron como tú lo de la dedicación, el
trabajo, la pasión y el corazón agarrados de todo lo demás, y lo más de lo más
es que se lo transmites todo a tus hijos e hijas. Que los has tenido, porque
también fue una elección, en mi caso desde luego directamente relacionada con
una nube de hacer vida como práctica misteriosa y mágica de mi condición de
mujer.
El tiempo me va colocando en escenarios diferentes. Ahora entiendo que
no siempre quien más merece recibe y que no a todo cerdo le llega su San
Martín. Los ladrones, en especial los de guante blanco, los políticos
sinvergüenzas, los maltratadores, quienes atropellan las vidas dignas hasta convertirlas
en indignas, los asesinos de vidas y sueños, son mis enemigos. Y llevo bastante
rato sentada para ver pasar alguno de esos cadáveres, siempre en sentido no
literal, creo, y nada.
Creo que muchas veces, demasiadas, todo acaba dependiendo de dónde te
encuentres y no de lo que seas y hagas, cositas como si estabas en el lugar inadecuado, si te
decantaste por el rojo o el amarillo, si dijiste que no a un poderoso o te
liaste con un amante nada apropiado.
A lo mejor los mandatos de ancestros y ancestras han quedado demodés en
este tiempo y hay nuevos grupos de
mediocres y chupópteros que ocupan el espacio sideral y que serán quienes
transmitan sus valores a los nuevos hijos e hijas, los pocos que se van teniendo.
Y yo a poner una vela. A San Martín, desde luego.
Izaskun Moyua Pinillos
11 de noviembre de 2013.
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